jueves, 19 de enero de 2017

!Con el hampa hemos topado Sancho!

El teléfono repica pero no lo contesta. Ya es la quinta vez que marco y mi esposa no lo contesta. Ya me empiezo a preocupar, sea porque le pasó algo, o que no me quiere contestar por algo que le hice (o deje de hacer) y para variar no tengo ni idea qué es.  ¡Ah ya recuerdo! hoy tiene que dar clases en la universidad hasta tarde, tardísimo, algo así como hasta las 5 y “por seguridad” deja el teléfono en su laboratorio. Ya muchas veces han robado dentro del propio salón de clases para volver a cometer la grandísima imprudencia de llevar un teléfono, tableta, laptop o el infaltable proyector. Parece que  ahora si volvimos a la tan anhelada tiza y pizarrón de algunos dinosaurios adoctrinados que ahora se lavan las manos criticando la gestión actual del gobierno y aplicando el “yo no fui” de costumbre cuando tenían posiciones (y recursos) de poder solo antes de ayer.

Para más señas, en las vacaciones decembrinas también sustrajeron parte del cableado del Laboratorio de Polímeros de la Universidad del Zulia donde mi esposa hace sus trabajos de investigación, eso significa que muchos de los equipos que utiliza no pueden ser usados y por supuesto cualquier experimento planificado tendrá que esperar porque ¡eso es lo que hay!

Si usted hace una búsqueda por encimita en la internet, se dará cuenta que no hay ninguna institución universitaria pública y privada que se haya salvado del flagelo de la delincuencia (organizada o no) en los últimos años. Desde robos de equipos en la Universidad Territorial Deltaica Francisco Tamayo de Tucupita1 pasando por los ya “extrañamente frecuentes” desvalijamientos del Instituto de Medicina Tropical de la UCV2 y extendiéndose como una plaga por todo el territorio nacional.

El sábado pasado, le tocó el turno al palacio de las academias. Se llevaron todas las computadoras, cámaras, etc. Para los cultores del conocimiento, este recinto, es quizás uno de los más respetados de nuestra noble patria, ya que él hacen vida las academias de ciencias físicas, matemáticas y naturales, la de la historia, medicina, ciencias económicas, de la lengua y la academia ciencias políticas y sociales. Si bien, algunas voces pueden tener ciertas críticas (todas debatibles) sobre su composición o funciones, creo que la gran mayoría estaría de acuerdo en que los académicos que las conforman tienen más que sobrados méritos para formar parte de ellas.

La academia de ciencias físicas, matemáticas y naturales (http://acfiman.org/site/) fue creada por el gobierno de Juan Vicente Gómez comenzando sus actividades en 1917. En sus casi 100 años, que se recuerde, no hubo una violación a sus espacios como el del pasado fin de semana. Ni siquiera en una montonera, y mire que ha habido muchas en ese siglo de historia.

Si bien, las instituciones académicas de Venezuela padecen de una eterna crisis por la desidia, desinterés y vendettas políticas por parte de los últimos gobiernos, también las universidades han sido abandonadas por los universitarios por distintos motivos (¿excusas?) todos atribuidos a la actual crisis del país. Las actividades académicas y extracurriculares (teatro, deportes, cine, grupos de discusión, etc.) han sido reducidas al mínimo porque es inseguro, y como consecuencia de la ausencia de universitarios en los campus, el hampa hace de las suyas, cayendo en un círculo vicioso que solo puede romperse con la colaboración de todas las fuerzas vivas de la sociedad y por supuesto de los gobiernos nacional, estadal y municipal. Somos nosotros los científicos e intelectuales, los llamados a estar en la primera línea de defensa de nuestro acervo universitario, no hacerlo es abandonarlo a merced de intereses contrarios a la libertad.

La actividad académica y científica debe hacerse en espacios que permitan el libre pensamiento y la discusión abierta de ideas, principalmente en ambientes donde la tranquilidad y el sosiego predominen para que el acto de la creación intelectual se pueda alcanzar.  Cómo se puede pensar en nuevas teorías científicas, el desarrollo de nuevas tecnologías, propuestas en política científica o el diseño experimental, si se tiene que estar pendiente de cerrar la puerta, no dejar “mal parado” el celular o vivir en una eterna angustia porque en lo que menos pienses tienes una banda armada atracando a todo un salón de clases.  

Mi querida UCV es conocida como la casa que vence la sombra por una frase de su himno, se refiere a la educación y a la creación del conocimiento como vehículo para salir de la oscuridad intelectual. Tal parece que las dichosas sombras están ganando la batalla y no encontramos la forma de volver a iluminar a nuestro oscuro país.




2 comentarios:

  1. Terrible la situación que atraviesan nuestras instituciones, ciertamente creo que ninguna se salva de robos y hurtos por decir lo menos. Casi paralizadas las investigaciones que pudieran ser el origen de muchas soluciones tecnológicas tan necesarias hoy día para superar este periodo de crisis Nacional. No hay tranquilidad para pensar en Investigaciones o cosas relacionadas si uno de pasa el.dia pendiente de las puertas, de quienes entran a las instalaciones, del carro que está estacionado afuera o de la hora para irse corriendo como.tu bien describes. Tampoco ya no se puede trabajar los fines de semana pues el peligro se apodera de los espacios. Ojalá pronto todo esto sea solo un mal recuerdo.

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  2. Es triste pensar como esta situación priva la expresión de las ideas, no solo de profesores, sino de cientos de estudiantes que se cohiben a asistir a un salón de clases por miedo. Bien sea por su situación económica, o mental, la delincuencia ha pasado a otro nivel, así como la pobreza pasa a ser miseria! Existe un punto mas bajo que el de atracar las ideas? Detener el futuro es detener la posible solución. Soy una de tantos estudiantes que quisiera poder terminar sus estudios! excusas de miedo, falta de recursos e independencia son realidad y no son fáciles de superar. Dun spiro, spero.! Si ciencia es todo lo que se puede ver, no dejare de observar, estaremos constantemente haciendo ciencia.

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