jueves, 12 de octubre de 2017

Clases de economía en la plaza de toros

Hace un calor infernal. Para variar el cacharro que tengo para moverme en esta ciudad tiene mal el aire acondicionado (si usted ha leído mi blog, dirá que estoy obsesionado con lo del aire acondicionado, entonces usted no ha vivido ni 5 minutos en Maracaibo). De pasapalo, estoy en una cola enorme para poner gasolina. Como buen nieto de Calabrés, mi paciencia se acaba en 14 minutos, no llego al cuarto de hora. Me salgo de la fila y voy con mi calor y mi escasez rumbo a la Plaza de Toros de Maracaibo.

Para poner gasolina en esta ciudad usted necesita tener un chip. El fulano chip, le abre las puertas del cielo cuando la aguja del tanque está a punto de gritarle. El fulano chip lo pusieron porque supuestamente, los ciudadanos de bien y algunos de mal que vivimos en la frontera venezolana somos unos delincuentes que contrabandeamos con la gasolina y la pasamos a Colombia para desangrar al país. Hoy en día, es evidente que si el cargamento que trae un camión cisterna equivale a lo que cuesta un cartón de huevos en el abasto de la esquina, pues para muchas personas que pueden controlar el camión y las fronteras, es el negoción del milenio (o desde que se inventó la gasolina). Si usted viene de turista a Maracaibo, haga como yo que tampoco tengo el chip y váyase a la plaza de toros, satisfacción garantizada.

Las leyes, en cualquier ámbito no son hechas para romperlas, es más, las leyes que dictan las ciencias son imposibles de quebrar. Supóngase que usted tiene alguna tara ideológica que le hace sospechar que toda la ciencia mundial (esa que está regida por el método científico, y es evaluada por todo el mundo) está dirigida por transnacionales, grupos económicos, el ratón Mickey, etc. Pues yo lo invito a desafiar la ley de la gravitación universal de Newton, digamos……………. lanzándose desde una azotea a 20 metros de altura. O mejor aún, pruebe contrariar cualquiera de las leyes de Mendel, siéndole infiel y maltratando a su esposa repetidas veces y esperar que todos sus hijos sean igualitos a usted (si tiene suerte su mujer si seguirá esas leyes).

Llego a la plaza de toros, es martes al mediodía (evidentemente el calor ha pasado a un nivel indescriptible), la señal,  ver unos recipientes de agua potable de 1 galón llenas de gasolina. No hay nadie vigilando, pero al bajar la velocidad del carro, comienza una pléyade de muchachitos, que evidentemente no están en la escuela y se acercan para transar el negocio. -¿Cuánto?-, -2500!!!- grita el niño. –Ponle 3- digo yo, porque milagrosamente tengo efectivo en un país donde escasean hasta los billetes. Son 12 litros de gasolina que para ese momento me llevarán hasta el cielo.

Para muchos científicos naturales, las ciencias sociales son algo así como un espejismo innecesario que no es capaz de producir conocimiento ni cambios en la humanidad sino un montón de párrafos complicadísimos que no dicen nada (en muchos casos es así, porque efectivamente no hay nada que decir). Sin embargo existen leyes en temas como la economía donde igualmente no hay manera de romperlas sin sufrir terribles consecuencias.
El miércoles, dada emoción por haber dejado de perder horas en una cola, (sí, yo soy de los que cree que mi tiempo es valiosísimo así me paguen poquito y en bolívares), me encontré con que tenía que volver a llenar el tanque. En la plaza de toros me enteré por mis amiguitos que el galón había subido a 3000. Por supuesto no pagué ese precio y me resigne a quedarme varado ese día. El jueves, viendo que lo de quedarme varado era en serio, fui a la plaza resignado a pagar el precio aumentado, aunque la gasolina seguía costando el mismo bolívar por litro en las bombas de colas interminables.  ¡Oh sorpresa! El mismo chamo que me ha visto día tras día me dice, ¡son 3500 y mañana seguro sube a 4000! -Coño pana- riposto – ¿cómo es que le subes 500 bolos cada vez que se pone el sol?- El chamo sabiamente me dice –Bueno señor, la gasolina está difícil de conseguir ¿no ha visto las colas en las bombas?- Me trago una vez más lo que mis genes me sugieren gritarle al niño y pago.

La llamada ley de oferta y demanda atribuida Alfred Marshall, es un modelo aparentemente sencillo de explicar y digo aparente porque uno no entiende cómo es que “otros” no entienden eso. El carajito que me ha tenido 3 días a punto de un colapso nervioso, lo explica fácil, si no hay gasolina en las bombas (oferta) y un pocotón de gente va a la plaza a rogar por los pocos galones que hay allí (demanda), inevitablemente el precio sube porque no hay competencia.


El sábado, resignadamente busco 12.000 bolívares para poner mis 3 galones que deben estar en los 4 mil que el chamo vaticinó el jueves. Sin embargo, veo que las colas en las bombas han bajo un poco ¿Qué raro no? Cuando asomo el carro en la plaza, un sinfín de botellas llenas de combustible se desparraman por varios cientos de metros, llego donde mi habitual compinche y le pregunto, ¿Epa chamo, en cuánto lo tienes hoy? –A 2500 señor- sorprendido balbuceo algo así como ¿y esa vaina? – ayer llegaron los camiones de gasolina ¿no ve que todos los vecinos están vendiéndola?, si no le bajo el precio hoy pues no voy a vender nada-. Por una extraña razón me alegré ese día por satisfacer nuestras miserias con un poco menos de dinero –ponle 4 galones-. Me fui con el tanque casi lleno, sintiéndome millonario con los 2000 bolos que me sobraron y conforme conmigo mismo por la gran proeza consumada. Mientras volvía a casa no dejé de pensar en los necios que no quieren entender la ley de oferta y demanda.

viernes, 19 de mayo de 2017

Para mañana es tarde

¿Ganamos? ¿Perdimos?.... Lamentablemente estamos perdiendo. No importa cuántas tanquetas o colectivos neutralicemos, cuantos colectivos repelamos o cuan buena vibra tengamos en nuestras hermosas marchas. Venezuela está perdiendo y es indudable que nos están matando y que el gobierno busca arrodillarnos para seguir atornillados en el poder.

Si bien nuestros jóvenes a punta de alma y adrenalina tratan de contener y provocar a los imbéciles que están protegiendo la buena vida de un montón de generalotes que ni por casualidad se aparecen en su “campo de batalla”; es indudable que la perdida de esas vidas, esas almas, esos sueños y futuros, parece que hoy no servirán para nada a menos que realmente hagamos algo.

¿Pero qué hacer? No todos tenemos las parótidas secas para enfrentar a un grupo de salvajes que queman a un pobre niño wayuu o que le pasan por encima a un futuro médico que solo hacia lo que humanamente hay que hacer. Piedras, bombas, pintura… cualquier cosa es necesaria en ese momento. Sin embargo, mientras nuestros valientes súper héroes luchan por una mejor Venezuela, muchos siguen yendo al gimnasio con sus zapaticos nuevos (comprados en dólares brother) y criticando al gobierno entre rutinas de pesas o whiskys entre los flojos como yo.

Mientras apoyaba a esos jóvenes sin rumbo pero con ganas de hacer de este país algo del que nadie quiera irse, tuve mi propia Epifanía, descubrí cual es mi rol en este momento. Finalmente entendí, que alguien con un poco de sentido común tenía que tratar de hacer entender a los “muchachos de la resistencia” y a los partidos políticos que de las tripas y la falta de estrategia no queda nada.

Si bien hay que entender que los jóvenes están tratando de hacerse de un futuro así sea a pedradas y puputovs, la dirigencia política de este país parece que (y en mi opinión) a pesar de estar haciendo algunas cosas bien, su velocidad de respuesta es más o menos como la del perico caminando en un piso de baldosas. 
  
¿Qué pensaría alguien con 2 dedos de frente en medio de toda esta tormenta? Pues que de alguna manera tenemos que tener un norte para que este barco atraque en puerto seguro. ¿y cómo lo hacemos? En mi humilde opinión con un “estúpido y pendejo “ plan de trabajo.

Existen montones de ejemplos donde se esgrimen las directrices de cualquier grupo político o gobierno para que la gente sepa qué diablos vamos a hacer con nuestras vidas. Cómo es posible que a estas alturas “nosotros” no tengamos nuestro “libro tricolor”, “biblia de la virgen querida” o cualquier otro documento que les diga a los venezolanos qué demonios vamos a hacer si cambiamos de gobierno. Yo se de la existencia de planes que están hechos para sacar a nuestra patria de este abismo, pero para variar, están encajonados durmiendo el sueño de los justos.


Les propongo algo, a partir de mañana empezaré un periplo de partido en partido (aquí en Maracaibo para empezar) exigiendo que de una vez por todas saquemos nuestro “libro tricolor” que le haga ver a todos lo que queremos hacer y así llegar a la gente que nos ve con resabio. Les prometo que a partir de mañana les contaré como me ha ido en mis peripecias.

Pendientes.......

viernes, 5 de mayo de 2017

Sólo 6 días

¿Cuántas preguntas se pueden hacer en 6 días? ¿Cuántas veces podemos cambiar de estado de ánimo? Es más, ¿Cuántas veces nuestra realidad puede cambiar en ese tiempo? Parece que en Venezuela, estas preguntas no tendrían respuestas.

Hace exactamente 6 días, mi cabeza y mi cuerpo estábamos en una finca en Biruaca (Apure) colectando datos de algunos experimentos. Mi conexión con lo que pasaba en el país se limitaba a algunos minutos por teléfono con mi esposa mientras espantaba zancudos y conseguía “señal”. Me preocupaba nuestra situación, pero estando tan lejos no apreciaba el alcance de lo que escuchaba por el teléfono.

Cruzando el Rio Apure, recibí la noticia de que se habían anunciado los ganadores del premio de ciencias “Lorenzo Mendoza Fleury”1 o simplemente el “Premio Polar”  como se conoce en los corrillos científicos. Esta noticia me apartó de mi angustia y me alegró el día. Para los que vivimos tratando de hacer ciencias en nuestra querida patria, este premio es uno de los más importantes del país o quizás el único actualmente donde sus galardonados son totalmente reconocidos como “buenos científicos” por la mayoría de los académicos. Este año, Rafael Almeida (ULA), por Química; Gloria Buendía (USB), por Física y Yamilet Quintana (USB), por Matemáticas, Pedro Rada (ULA) y Wilmer Tezara (UCV), ambos por Biología fueron los galardonados, que decir de sus currículos, todos merecedores de esta distinción.

La alegría duró poco, mientras seguía mi recorrido hacia Maracaibo, la realidad de lo que sucede en las calles de Venezuela me dio con todo en la frente. Represión, pistolas, inocentes muertos, heridos, presos, saqueos; el caos.

Mil preguntas por segundo, mil hipótesis y ninguna respuesta concreta fueron acumulándose con cuanta persona encontraba durante mi periplo. Mi estado de ánimo se puede decir que estaba de modo cuántico, arrechera-tristeza-impotencia-desasosiego, todo al mismo tiempo, pero cada uno por separado. Me consigo a un viejo en una bomba de gasolina que me dice –mire mijo, esos que nos están matando tienen que ser extranjeros, porque no puede ser tanta saña- y lastimosamente le respondo, -hermano, créame que son nacidos y criados en esta tierra-. El viajo sorprendido me dice – ¿y entonces? ¿ellos no se están comiendo un cable igual que nosotros? ¿No tienen esposas e hijos estudiando en la universidad? Le quise dar un discurso, pero sólo atiné a decir –están deshumanizados-............

Si algo “bueno” tuvo la época nazi para la ciencia, fue poder estudiar los procesos de deshumanización del individuo. Los horrores a los que los prisioneros del régimen fueron sometidos por otros que se creían buenos y que solo cumplían órdenes, hicieron que se estableciera en discusiones y experimentos posteriores que la maldad en la naturaleza humana era fácil de exprimir. Por un lado nacieron teorías como la “banalidad del mal” en la cual la filósofa Hannah Arendt (judía nacida en Alemania y nacionalizada estadounidense) esgrimía que Aldolf Eichmann en su afán de cumplir eficientemente con su trabajo, cumplía cualquier orden superior sin reflexionar sobre sus consecuencias, en fin, para ella, él era un burócrata con deseos de ascender en la escalera del poder nazi.

Más adelante se realizaron famosos (por lo inmorales) experimentos de psicología social llevados a cabo en Estados Unidos. Uno de ellos fue el experimento Milgram2 (de la Universidad de Yale), donde un grupo de voluntarios debía “castigar” con corrientazos a otro grupo cuando erraban las respuestas a preguntas proporcionadas por un investigador, que a su vez  y a través de su figura de autoridad “ordenaba” a los primeros incrementar el voltaje en el castigo. Para bien de casi todos los involucrados, los únicos que realmente participaban en el experimento eran los “electrocutadores” ya que los electrocutados no recibían descarga alguna pero fingían de manera convincente dolores espantosos. El resultado fue absolutamente impactante, el 100% de los sujetos descargó hasta 300 voltios de corriente, (valor donde los “electrocutados” fingían desvanecimiento o muerte) y más del 65%  de los participante administró las dosis más altas de corriente que se podían aplicar (450 voltios).

Otro experimento (quizás más atroz) fue el realizado por Philip Zimbardo3 de la universidad de Stanford (pueden ver la película The experiment con Forest Whitaker) en el cual un grupo de personas que no tenían ningún antecedente violento, fue dividido en dos grupos para simular las condiciones de una cárcel y así buscarle una explicación científica a los conflictos que se presentaban entre guardias y reclusos en las prisiones de Estados Unidos. A los voluntarios que formaron el equipo de los guardias, se les instruyó que debían hacerse cargo de la prisión de la manera que mejor les pareciera si apelar al castigo físico. El resultado, fue un total despelote, el experimento tuvo que ser suspendido al sexto día. Los “reclusos” pronto aceptaron un tratamiento sádico y humillante y los “guardias” comenzaron a mostrar signos de sadismo y violencia pura (de hecho y en medio de la locura temporal, muchos se molestaron cuando suspendieron el experimento). Todos, absolutamente todos los involucrados fueron deshumanizados en sólo 6 días.

Hoy el número de víctimas sigue aumentando, la lista de jóvenes asesinados se hace inaguantable. Jóvenes con sueños, con toda una vida por delante, muertos por compatriotas que no tienen el menor sentimiento por la vida y que no se harán responsables por las consecuencias de sus actos. Jóvenes que ya no serán directores de orquesta o que nunca ganarán el premio Polar de ciencias. Jóvenes que se fueron de casa para siempre y sin despedirse.

Cuando el futuro nos alcance, Venezuela será un país devastado por su falta de principios y valores. No bastará producir más petróleo ni reactivar la agricultura, ni aplicar medidas económicas sensatas y mucho menos planes de desarrollo científico-tecnológico si antes no re-humanizamos a nuestra gente y a nuestras instituciones. Este país de esos jóvenes que hoy enfrentan la violencia y son perseguidos, ellos son los dueños de la próxima Venezuela. Ahora el futuro se ve oscuro, pero si se fijan bien, a lo lejos se ve un puntito de luz que se va agrandando.


2 Milgram, Stanley. (1963). "Behavioral Study of Obedience".] Journal of Abnormal and Social Psychology 67, 371-378.


viernes, 17 de marzo de 2017

Ciencias con M


Si usted es de los que cree que nunca va a poder ganarle un debate o discusión a una mujer, pruebe con una que sea científica. Le aseguro que le va a ir mucho peor. Además de tener una inteligencia emocional superior a la de usted, le restregarán en la cara cualquier argumento con datos, cifras y citas absolutamente irrebatibles y a usted ineludiblemente le tocará darle la razón y escondidito ponerse a estudiar a ver si en la próxima tiene suerte.

El rol de la mujer en la actividad científica a pesar de haber sido determinante para innumerables descubrimientos, no fue suficientemente reconocido (en muchos casos ni siquiera reconocido del todo) en el pasado. De ejemplos de esto hay muchos, como el de Rosalind Franklin a quien por muchos años no se le adjudicó su valía como codescubridora de la estructura del ADN, incluso fue vilipendiada en innumerables oportunidades por James Watson (coautor del mismo trabajo), o la increíble mezquindad cometida contra Marie Curie, quien habiendo sido la primera persona en ganar 2 premios Nobel, nunca fue aceptada por sus misóginos pares en la Academia de Ciencias de Francia. Sin embargo, con el paso del tiempo y a punta de esfuerzo y de luchas de muchísimas mujeres por alcanzar la igualdad de sus derechos, cada día es más evidente que ellas han ido ganando los espacios que siempre debieron ser suyos.

La semana pasada se celebró el día internacional de la mujer y para las mujeres de ciencia de nuestro país fue una semana importante. Por un lado, la Dra Egleé Zent (Antropóloga del IVIC) junto a un equipo internacional donde tambien participaron otros venezolanos como: Lionel Hernández (UNEG), Armando Torres (ULA), Standfor Zent (IVIC), Gerardo Aymard (UNELLEZ) y Hernán Castellanos (UNEG), publicaron un hermoso artículo sobre cómo los árboles domesticados por las culturas pre-colombinas dominan la composición del bosque amazónico de la actualidad en la prestigiosa revista Science1. Por otro lado, la Dra. Flor Pujol (Viróloga del IVIC) fue incorporada como miembro de la Academia de Ciencias de América Latina y la Dra. Gioconda San-Blas (Micóloga del IVIC) recibió de parte de la Gobernación del Estado Miranda la Orden Emma Soler por su trayectoria personal y profesional en pro de la equidad de género.

Muchas sociedades matriarcales abundan en la naturaleza y en la humanidad; elefantes, orcas, hienas e incluso insectos como abejas y termitas son gobernados por una hembra alfa y nunca se pone en duda quienes son las que mandan. De este lado del mundo, sociedades matriarcales comúnmente clasificadas como “primitivas” subsisten y han sobrevivido a la imposición patriarcal de la civilización occidental. Aquí mismo en nuestro país, los clanes Wayuu por ejemplo, tienen como cabeza a las matriarcas y a pesar de la marginalización a la que han estado sometidos por años, siguen manteniendo a flote sus etnias, costumbres y sus esperanzas de mejorar sus condiciones de vida sin menoscabo de sus valores y derechos. De hecho, cómo dudar que la paternidad irresponsable en muchos estratos de nuestra patria ha convertido de facto a Venezuela en una sociedad matriarcal ¿quién en su sano juicio en nuestro país se atrevería a llevarle la contraria a la mamá, abuela o esposa? ¿entiende mi punto?

Actualmente, alrededor del 62% de las personas acreditadas en el programa de estímulo a la investigación e innovación (PEII) son mujeres2. Cada día vemos como en el país más y más mujeres toman las riendas del trabajo intelectual y creativo. Hace 50 años era imposible si quiera imaginar que alguna mujer ocupara altos cargos académicos pero al día de hoy las vemos como decanas, rectoras o miembros de todas las academias del país (incluso las presiden).

No todo es color de rosa para ellas. Todavía persisten focos machistas que torpedean el trabajo de la mujer en el ámbito científico. Como dato interesante, a pesar de que la mayoría de las personas que hacen ciencia (incluyendo estudiantes) son mujeres, si uno revisa la lista de los venezolanos más citados (en Google scholar), se encuentra con que el 30% de ellos es mujer3. Esto quizás se corresponda a un tema generacional y probablemente en el futuro próximo esta correlación se vaya corrigiendo, sin embargo como en muchos otros países, se deben crear programas de acceso a fondos, educación y oportunidades de intercambio científico que promuevan la participación de las damas y que esto pueda servir de motivación a las miles de estudiantes para que sigan la carrera científica (por lo menos hasta que estemos seguros de que la brecha entre géneros sea nula).

Si bien no estoy a favor del feminismo porque lo considero tan obstinadamente radical, que se me parece al machismo furibundo; estoy absolutamente convencido de que las luchas por la igualdad de género se deben mantener y aumentar con el tiempo para que como decía mi madre, las noticias dejen de ser que una mujer logró esto o aquello, sino que esto y aquello fue logrado por fulanita de tal.

Sin duda alguna, la ciencia es una actividad que depende de la capacidad de raciocinio, inteligencia y creatividad, por lo que poco tiene que ver el género. En este país, donde pocas cosas tenemos que celebrar en nuestro confuso presente, creo que logros como los mencionados son dignos de resaltar. Todavía quedan muchas mujeres que siendo madres, esposas, maestras y científicas siguen preparando experimentos, analizando datos y escribiendo miles de palabras para divulgar el fruto de su trabajo en este país. Ellas seguirán siendo una fuente de inspiración y de enseñanza para las nuevas generaciones que pondrán otra vez a Venezuela en el mapa del desarrollo científico y tecnológico del mundo.





jueves, 9 de febrero de 2017

Se busca un equipo campeón

¡La botó de jonrón! En cualquier juego, gente como José Altuve, Miguelito Cabrera o para los más viejitos Andrés Galarraga, generalmente se destaca y con frecuencia. A pesar de que a mí personalmente no me gusta el béisbol (y eso que le voy a los gloriosos Leones del Caracas solo por presión social), es indudablemente el deporte de Venezuela. Pero, ¿es casualidad que los peloteros la “boten”, hagan atrapadas increíbles tipo Vizquel o corran tan rápido para robar bases rayando en un Usain Bolt con gorra y un incómodo suspensor? Pues no, para eso fueron escogidos y contratados (y obviamente les pagan bastante).

No me imagino una reunión de la gerencia de cualquier equipo deportivo serio diciendo cosas como –deberíamos contratar al sobrino del presidente de la liga-,  -el no coge una pelota ni con una red de pescar pero el presidente es pana y el sobrino está pelando bolas-, -total son 9 jugadores, nadie se va a dar cuenta- o algo como, -tu sabes, el señor Antonio, ese que cuida los carros en el estadio, siempre ha sido fanático de nuestro equipo ¿sabes?-, -su hijo juega pelota-, -bueno, juega pelotica de goma bien chévere y es super popular en la cuadra-, -¿por qué no le damos un chance en el equipo?  Antonio siempre ha sido leal con nuestra divisa-.

Pues es evidente que eso no ocurriría en ningún equipo serio, porque la única razón de ser de estos es ganar torneos para poder vender entradas, franelas, gorras, contratos publicitarios y un largo etcétera. Nadie va a comprar nada, ni se llenarán los estadios si el equipo no gana, y para hacerlo necesitan tener lo mejor que se puedan permitir en gastos.

Si tomamos esa misma premisa y la aplicamos en nuestra actividad científica-académica, para tener un equipo ganador en las universidades e institutos de investigación, hacen falta algunas cosas. Todos, absolutamente todos, estarán pensando que nuestra epifanía vendrá cuando se nos asignen presupuestos justos y haya fondos para la investigación ¿no es así? Pues permítame decirle que usted está errado. Si bien es cierto que toda actividad sea la que sea, pasa por el suficiente financiamiento para hacer que florezca, no es menos cierto que los “jugadores” deben tener ciertas cualidades.

Al igual que los equipos deportivos, los países invierten primero en sus jugadores para que al cabo de un tiempo sus conjuntos se destaquen y a partir de esos semilleros, vienen los recursos que se disponen para hacerlos mejores y mejores. Veamos el caso de nuestra vinotinto, hace 30 años no había suficientes escuelas de fútbol y nadie daba un medio por nuestros jugadores. A pesar de que debemos clasificarnos en un subcontinente muy difícil en cuanto al fútbol, es innegable la mejoría del equipo. Hoy en día, después de formar miles de muchachitos, muchos de ellos pasaron a jugar en equipos de primera línea con jugosos contratos como consecuencia del trabajo arduo y la preparación física y mental.

Si tomamos como analogía lo descrito anteriormente con respecto a la ciencia en Venezuela, nos encontramos con un panorama totalmente sombrío. En su conjunto los países latinoamericanos han venido creciendo constantemente en el número de publicaciones desde 1998 (Gráfica 1), de hecho en 1998 el número total de estas publicaciones científicas pasó de unas 29 mil a casi 130 mil en 2014, un inmenso 448%. Si bien ese crecimiento no es lineal para todos los países evaluados, usted como orgulloso venezolano pensará que Venezuela debe haber tenido un crecimiento también apreciable. Lamento decepcionarlo pero no es así.

Si tomamos el crecimiento ínter anual de Latinoamérica (LA) y lo comparamos con el de Venezuela (Gráfica 2), podremos notar inmediatamente que entre 1998 y 2001 nuestro performance era bastante parecido al del continente, luego entre el 2002 y 2009 empezamos a tener un comportamiento errático con respecto a nuestra producción científica y finalmente a partir del 2010…….. la debacle.

De acuerdo con el crecimiento inter anual de LA, nosotros deberíamos tener una producción científica de al menos 4500 artículos arbitrados para el año 2015 (Gráfico 3) y por supuesto, este no es el caso. Bien lejos que estamos de ese número. Si observa lo que debería haber sido nuestra tendencia en productividad, se encontrará que entre 1998 y 2001, estábamos como quien dice “corriendo con el pelotón” y a partir de 2002 hemos venido sufriendo de un estancamiento crónico hasta el día de hoy que nos mantiene en las 1000 publicaciones al año de siempre.

¿Y entonces? ¿Qué es lo que pasa? La respuesta es bastante compleja y responde a muchas variables que entran en juego en nuestro Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI). Una vez más, la respuesta que estará a flor de piel es la falta de recursos para la actividad creadora. En 2005 se promulga la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología en Innovación (LOCTI), una ley parafiscal que permitía a las compañías y empresas (públicas y privadas) que debían pagar este tributo, dirigir sus recursos directamente a laboratorios donde se desarrollaran temas de su interés. También se podían echar los reales encima con la excusa de comprar computadores o cualquier otra cosa porque eso era desarrollo tecnológico, pero eso es harina de otro costal. La promulgación de esta ley trajo sin duda un crecimiento en los años siguientes a 2005 (Gráfico 4), pero no fue suficiente para cerrar la brecha con los demás países de LA (y miren que en esos años hubo dinero de más). Ya luego en 2010, al darse cuenta el gobierno de la inmensa bola de plata que representaba el impuesto de la LOCTI, se reforma la ley para que el único beneficiario y benefactor fuera el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnologìa (FONACIT), o sea, el mismo gobierno. Como consecuencia se vuelve a decrecer en producción científica.

Por otro lado, recolectando algunos datos de los 150 científicos más citados del país en “Google scholar” (Gráfico 4), se observa que la cantidad de publicaciones se mantiene más o menos estable desde 1998 siendo su participación en el total nacional de entre 30 a 46% haya dinero o no. Siendo entonces exageradamente optimista yo diría que unos 1000 científicos venezolanos son responsables de casi la totalidad de las publicaciones producidas en nuestro país y cuando “aparecen” unos reales, pues alguno que otro de los 12.000 registrados como científicos o innovadores en el SNCTI produce "alguito".  Es algo así como que yo tenga la oportunidad de jugar con los Leones de Caracas y por un milagro pueda dar un hit.

Indudablemente nuestro equipo nacional de ciencia y tecnología tiene en su gran mayoría jugadores mediocres y con bajo porcentaje de bateo. ¿Las razones? También muchas, falta de motivación profesional, bajos sueldos, concursos amañados para que ingresen los amigos y compadres si ninguna preparación para hacer ciencia, discrecionalidad a la hora de asignar recursos, miopía en la planificación del sector a largo plazo, falta de formación de nuevas generaciones desde el inicio de la educación y lo más grave en mi opinión, una escasez absoluta de evaluaciones objetivas a la hora de los ascensos y promociones de los investigadores (muchos trabajos de ascensos son guías de estudio de los programas académicos de cualquier facultad, si no me cree, revise la biblioteca universitaria más cercana  a su casa y verá por sí mismo de lo que hablo).


Como ya hemos dicho, para tener un equipo ganador hace falta dinero y talento probo, lamentablemente parece que hoy no tenemos ninguna de las dos cosas, sin embargo la falta de recursos es algo que se puede solucionar con algunos cambios puntuales en el corto plazo, pero el rezago que tenemos en el personal calificado y productivo es alarmante. Para decirlo en perfecto español “lo de los reales se resuelve”, pero formar, evaluar, promover y motivar a las nuevas generaciones en ciencia es la clave. Les apuesto que si a Miguel Cabrera le dan un palo de escoba porque no hay plata para comprar bates, también la saca de jonrón.


Gráfico 1.  Total número de publicaciones de Latinoamerica (L.A.)  y Venezuela (Vzla) entre 1998 y 2015.


Gráfico 2.  Crecimiento interanual en publicaciones científicas de Latinoamerica (L.A.)  y Venezuela (Vzla) entre 1998 y 2015.


Gráfico 3.  Comparación entre la proyección de publicaciones de Venezuela (Pry.V) con respecto al crecimiento interanual de Latinoamerica  y el número de publicaciones científicas de Venezuela (P.V.) entre 1998 y 2015.


Gráfico 4.  Comparación del número de publicaciones científicas de los 150 autores màs citados según Google scholar (M.C.)  y el número de publicaciones científicas Venezuela (P.V.) entre 1998 y 2015.



Los datos utilizados fueron tomados de http://www.scimagojr.com/ https://scholar.google.com/

jueves, 19 de enero de 2017

!Con el hampa hemos topado Sancho!

El teléfono repica pero no lo contesta. Ya es la quinta vez que marco y mi esposa no lo contesta. Ya me empiezo a preocupar, sea porque le pasó algo, o que no me quiere contestar por algo que le hice (o deje de hacer) y para variar no tengo ni idea qué es.  ¡Ah ya recuerdo! hoy tiene que dar clases en la universidad hasta tarde, tardísimo, algo así como hasta las 5 y “por seguridad” deja el teléfono en su laboratorio. Ya muchas veces han robado dentro del propio salón de clases para volver a cometer la grandísima imprudencia de llevar un teléfono, tableta, laptop o el infaltable proyector. Parece que  ahora si volvimos a la tan anhelada tiza y pizarrón de algunos dinosaurios adoctrinados que ahora se lavan las manos criticando la gestión actual del gobierno y aplicando el “yo no fui” de costumbre cuando tenían posiciones (y recursos) de poder solo antes de ayer.

Para más señas, en las vacaciones decembrinas también sustrajeron parte del cableado del Laboratorio de Polímeros de la Universidad del Zulia donde mi esposa hace sus trabajos de investigación, eso significa que muchos de los equipos que utiliza no pueden ser usados y por supuesto cualquier experimento planificado tendrá que esperar porque ¡eso es lo que hay!

Si usted hace una búsqueda por encimita en la internet, se dará cuenta que no hay ninguna institución universitaria pública y privada que se haya salvado del flagelo de la delincuencia (organizada o no) en los últimos años. Desde robos de equipos en la Universidad Territorial Deltaica Francisco Tamayo de Tucupita1 pasando por los ya “extrañamente frecuentes” desvalijamientos del Instituto de Medicina Tropical de la UCV2 y extendiéndose como una plaga por todo el territorio nacional.

El sábado pasado, le tocó el turno al palacio de las academias. Se llevaron todas las computadoras, cámaras, etc. Para los cultores del conocimiento, este recinto, es quizás uno de los más respetados de nuestra noble patria, ya que él hacen vida las academias de ciencias físicas, matemáticas y naturales, la de la historia, medicina, ciencias económicas, de la lengua y la academia ciencias políticas y sociales. Si bien, algunas voces pueden tener ciertas críticas (todas debatibles) sobre su composición o funciones, creo que la gran mayoría estaría de acuerdo en que los académicos que las conforman tienen más que sobrados méritos para formar parte de ellas.

La academia de ciencias físicas, matemáticas y naturales (http://acfiman.org/site/) fue creada por el gobierno de Juan Vicente Gómez comenzando sus actividades en 1917. En sus casi 100 años, que se recuerde, no hubo una violación a sus espacios como el del pasado fin de semana. Ni siquiera en una montonera, y mire que ha habido muchas en ese siglo de historia.

Si bien, las instituciones académicas de Venezuela padecen de una eterna crisis por la desidia, desinterés y vendettas políticas por parte de los últimos gobiernos, también las universidades han sido abandonadas por los universitarios por distintos motivos (¿excusas?) todos atribuidos a la actual crisis del país. Las actividades académicas y extracurriculares (teatro, deportes, cine, grupos de discusión, etc.) han sido reducidas al mínimo porque es inseguro, y como consecuencia de la ausencia de universitarios en los campus, el hampa hace de las suyas, cayendo en un círculo vicioso que solo puede romperse con la colaboración de todas las fuerzas vivas de la sociedad y por supuesto de los gobiernos nacional, estadal y municipal. Somos nosotros los científicos e intelectuales, los llamados a estar en la primera línea de defensa de nuestro acervo universitario, no hacerlo es abandonarlo a merced de intereses contrarios a la libertad.

La actividad académica y científica debe hacerse en espacios que permitan el libre pensamiento y la discusión abierta de ideas, principalmente en ambientes donde la tranquilidad y el sosiego predominen para que el acto de la creación intelectual se pueda alcanzar.  Cómo se puede pensar en nuevas teorías científicas, el desarrollo de nuevas tecnologías, propuestas en política científica o el diseño experimental, si se tiene que estar pendiente de cerrar la puerta, no dejar “mal parado” el celular o vivir en una eterna angustia porque en lo que menos pienses tienes una banda armada atracando a todo un salón de clases.  

Mi querida UCV es conocida como la casa que vence la sombra por una frase de su himno, se refiere a la educación y a la creación del conocimiento como vehículo para salir de la oscuridad intelectual. Tal parece que las dichosas sombras están ganando la batalla y no encontramos la forma de volver a iluminar a nuestro oscuro país.